De cómo la receta de té helado mejoró mi verano

té helado en 3D

Quien me conoce sabe que tomo té. Mucho té. Tanto té que he tenido que buscar variedades sin teína para poder tomar el segundo litro del día. Sin embargo, con la subida de temperaturas, empieza a no apetecerme tomar té caliente, así que me animé a probar este té helado.

Ante esta situación hay tres posibilidades:

1. No tomar té.

Una opción… pero peligrosa. Privarme de mi dosis diaria de teína no es buena idea ni para mí, ni para quienes me rodean.

2. Hacer un té de forma tradicional y dejar que se enfríe.

Esta opción es a la que solía recurrir. No está mal, no funciona con todas las variedades de té, algunas tienen unos matices en caliente que en frío resultan desagradables, pero con ensayo-error, no es mala idea. El problema es que tarda bastante en enfriarse, y además tienes que esperar a que se temple un poco antes de meterlo en la nevera si quieres que esté realmente frío. Eso o comprar mucho hielo y aguar la bebida.

3. Té helado infusionado en frío.

Esta versión (cold brew tea) consiste simplemente en introducir el té en un recipiente con agua del tiempo o fría y meterlo directamente en la nevera un mínimo de 12 horas.

Las maravillas del cold brew tea

Lo mejor de todo es lo fácil que es hacerlo. Solo tienes que añadir el té al agua y meterlo en la nevera. Ni siquiera hace falta colarlo: el sabor apenas se intensifica tras las primeras 12 horas.

Y no solo esto, sino que la auténtica magia de esta versión es que sabe muy distinto al té hervido y enfriado. Al no pasar por un proceso de calentado, hay sabores que no se desarrollan (principalmente los amargos) y dan paso a otros matices que hacen que el mismo té parezca uno completamente distinto.

Todas las versiones de té infusionado en frío que he probado me han gustado. He hecho versiones con rooibos, con tés frutales, desteinados, de bolsa y a granel, y, aunque evidentemente se nota mucho la calidad del producto, todos quedan buenos. Mis favoritos son los earl grey y el té de jazmín, variedades súper fáciles de encontrar.

Las versiones de té oolong, también son especialmente agradecidas, ya que es una variedad que no se recomienda introducir en agua hirviendo, sino en agua a 90º como mucho. El problema es que, no es tan fácil de encontrar y es más caro, puesto que el proceso de fermentación y procesado de las hojas es más tedioso y encarece el proceso de fabricación.

Rizando el rizo del té helado

Siempre hay más. En internet sobre todo. Con el té no podía ser menos, y me he topado con una sumiller de tés que hace distintas recetas de infusionados en frío que tienen muy buena pinta, sobre todo para tomarlos durante una comida, a modo de refresco saludable. Se llama Jee Chloe @ohhowcivilized y tiene unas proporciones que sigue en todas sus recetas de té helado que es la siguiente para un litro:

  • dos cucharadas de té.
  • Una fruta cortada.
  • Un cítrico.
  • Una hierba.

Por ejemplo, emplea en una versión, dos cucharadas de té oolong, un melocotón cortado, una lima y media ramita de romero. En este caso, al llevar fruta, si es recomendable colar y retirar los sólidos del té entre las 12 y las 24 horas desde que se empezó a infusionar, ya que puede empezar a desarrollar bacterias no deseadas.

Estas versiones con fruta duran en la nevera un máximo de 3 días. Pero ya verás que si te animas a probarlo, lo vas a gastar antes.

También hay versiones de café (para quien le guste). Ya sabes, anímate a probar una bebida refrescante, sana y libre de azúcar como parte de la ruta del bienestar.

Déjame en comentarios tus resultados o si quieres que hagamos una prueba con alguna mezcla concreta. Yo ya tengo en mente una versión con té negro, picotas, naranja y tomillo…¿Quién necesita refrescos industriales cuando tienes esto? ¡Salud y té helado!

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