Perdiéndole el miedo a… los mejillones.

Si habéis visto alguna vez en la pescadería (aunque sea la de Mercadona), el bajo precio de estos moluscos y habéis pensado en comprarlos, pero os dais cuenta de que no tenéis ni idea de qué hacer con ellos… ¡La próxima vez no os pasará!. Y si pensabais que los mejillones eran caros, ya os digo yo que no.

Mejillones Sucio, limpio, cocido.
Sucio, limpio, cocido.
Qué son los mejillones:

Los mejillones son bivalvos de conchas iguales cuyo color puede variar, aunque los habituales son negros. Se pueden encontrar vivos, frescos, cocidos, congelados, al vacío o en conserva al natural o en escabeche.

Sus características nutricionales son estupendas, no tiene grasas malas, tiene un contenido medio de grasas poliinsaturadas, de las buenas, y, sobre todo, es una enorme fuente de proteínas. Si queréis una lista completa de contenidos y nutrientes, lo tenéis al final de este enlace.

Qué hago para empezar (preelaboración):

Cuando se compran frescos, los mejillones no están limpios, tienen barbas e incrustaciones que habrá que quitar antes de cocinarlos, y lo haremos así:

  1. Lavar las conchas (o valvas) con un la parte trasera de la hoja de un cuchillo, para no cargarnos el filo. También se puede hacer con un estropajo de metal. Sea como sea la idea es quitar las pequeñas incrustaciones.
  2. Retirar las barbas que sobresalen. En el lateral, veréis unos pelillos similares a algas que hay que eliminar. Podéis, si queréis ayudaros de un cuchillo, pero hay que arrancarlas, no cortarlas, para que dentro no las encontremos.
  3. Una vez limpios, lo suyo es limpiarlos en abundante agua, para eliminar todos los restillos de barbas e incrustaciones que hayan podido quedar. Lo que yo hago es que, cuando voy retirando las barbas los voy limpiando y apartando.
  4. ¡Y ya está! listos para cocinar, como veis, es muy sencillo, y el sabor de los frescos no tiene nada que ver con los de lata, por lo que os animo a hacerlo.

mejillones lavados

Bueno, y ya están limpios, pero… ¿qué hago ahora?, pues, al ser un alimento tan popular, se cocina normalmente sin gran sofisticación; a la marinera, a la crema, fritos, salteados o al vapor.

Mejillones al vapor, la base de muchas recetas.
  1. Para esto, lo único que necesitaremos es un chorrito de limón, y es opcional.
  2. Con los mejillones ya lavados, ponemos una olla al fuego, sin agua o con una cantidad que a penas complete la superficie del fondo.
  3. Estas dos opciones vienen porque, normalmente, los mejillones desprenden mucha agua, y con esta es suficiente. Queremos hacerlos al vapor y si nos pasamos de agua se terminarán cociendo.
  4. Si habéis puesto agua, esperad a que hierva con la olla tapada y poned los mejillones.
  5. Si no lo habéis hecho, encended el fuego y poned los mejillones en ella y tapar.
  6. Esto es muy rápido, así que en unos dos o tres minutos estará listo. Veréis que van abriéndose, eso significa que están listos. Os recomiendo agitar la olla de vez en cuando para que vayan cambiando de lugar.
  7. Cuando todos o casi todos estén abiertos, están listos, es el momento de sacarlos, ponerlos en un bol o en un plato y con un chorreón de limón, ¡ya están listos para comer! Más fácil no podía ser, y el sabor es estupendo.
mejillones al vapor
Perolón de mejillones al vapor
Mejillones a la marinera:
  1. Preelaborar los mejillones como hemos visto.
  2. Pelar y picar una chalota grande o cebolla pequeña.
  3. En una olla, derretir un poco de mantequilla e incluir lo anterior con dos cucharaditas de perejil picado (fresco, a poder ser), con tomillo y laurel troceado.
  4. Cuando ya la cebolla o chalota esté pochada, agregamos 100 ml de vino blanco y una cucharadita de vinagre de vino y un poco más de mantequilla.
  5. Al comenzar a hervir, incluimos el kg de los mejillones y lo mantenemos a fuego vivo.
  6. Sacudimos varias veces el recipiente para que el contenido no esté siempre en el mismo lugar.
  7. Al abrirse los mejillones, retiramos la cazuela del fuego y colocamos los moluscos en una ensaladera.
  8. El laurel que podamos quitar, lo quitamos. Si el tomillo era en ramillete en lugar de seco, también lo retiramos.
  9. A la salsa que ha quedado en la olla, le añadimos si lo vemos necesario, otro poco de mantequilla, removemos hasta que se incluya, y se vierte sobre la ensaladera.

mejillones a la marinera

Si lo que buscáis es algo más consistente, os sugiero cambiar en esta receta de croquetas de pulpo el ingrediente principal, ¡estarán tremendas!.

Espero que estas dos sencillas recetas os hayan motivado a probar a comprarlos frescos. Hay muchísimas recetas más, y la mayoría bastante ligeras. Por eso, si los veis a buen precio, compradlos, que ya miraréis por internet cómo hacerlos!.

 

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