Si trabajas en una cocina y quieres encontrar un momento para hacer una foto más o menos decente a tus elaboraciones…¡sigue leyendo!
Lo esencial, los ángulos
Cuando hacemos una fotografía a un plato, estamos acostumbrados a ponernos el móvil entre el plato y la cara y hacer click (ángulo picado). La imagen resultante es muy parecido a lo que estamos viendo… aburridamente parecido. Una de las cosas más sencillas que podemos hacer, y a la vez más resultona, es cambiar el ángulo.
Si tomamos una fotografía cenital (totalmente desde arriba), potenciaremos los tonos de la elaboración y las formas. Es interesante para platos como cremas o ensaladas, sin embargo, este tipo de tomas reduce los relieves, dando la impresión de que todo es más plano, por lo que un filete con guarnición, igual queda muy soso.
Si colocamos la cámara al mismo nivel que el plato (ángulo normal), potenciamos las texturas de la elaboración y las diferencias de alturas entre los distintos ingredientes. Es interesante para fritos o para guarniciones donde quieras dejar muy presente su textura (crujiente o fresca por ejemplo). En estas tomas la iluminación es muy importante, conviene que no sea cenital, sino que venga de un lateral, como una ventana. Este tipo de ángulo, por el contrario, hará que una crema se vea absolutamente sosa, ya que se verá muy plana y el color no resaltará tanto.
Si lo que tenemos ante nosotros es una tarta de varios niveles, y lo que queremos potenciar es su altura o un producto al que le queramos dar importancia deberemos hacer una fotografía en ángulo contrapicado. Esto es, bajar más aún la cámara, como si la estuviéramos viendo agachados. Esto provocará una impresión de enormidad que, en ocasiones, queda muy resultona.
Ya para terminar, y si os sentís muy innovadores, hay ocasiones en las que los fotógrafos profesionales emplean el ángulo nadir. Esto sería, sobre un cristal transparente, fotografiar totalmente desde abajo. Es, técnicamente complicada porque es muy fácil que se creen reflejos no deseados y se noten motitas de polvo. Pero, si se hace bien, aporta una sensación de vanguardia que para elaboraciones o materias primas de alto nivel es interesante.
La iluminación; básico en tu foto
Da la impresión de que cuando se habla de iluminación, estamos centrándonos en un gran equipo de flashes, y no tiene por qué ser así. Con la luz natural tenemos grandes opciones. Casi siempre tenemos una ventana o dos que nos aportan una luz que matice nuestra foto.
Aunque el tema de la iluminación da mucho que hablar, sentamos unas bases esenciales que funcionan casi siempre;
- La luz de fluorescentes (muy habituales en cocina) es nuestra principal enemiga. Siempre desde arriba, que provoca reflejos y sombras no deseables, con unos matices azulados y verdosos, que desfavorecen las materias primas y, encima, suele haber varias, por lo que provoca varias sombras, algo que no conviene.
- La luz de ventana, en cambio, es nuestra principal aliada. Es fácil de trabajar, lateral o frontal según orientemos nuestro espacio de trabajo. Si aunque nos pongamos pegados no fuera suficiente, y siguiese notándose la luz artificial, podemos apagarla. Si hay poca potencia de luz, la captura tardará un poco más, por lo que deberemos dejar el móvil fijo mientras hacemos la foto, ya sea con trípode o con buen pulso.
- Si tenemos una luz artificial, ya sea un flash o una luz continua, como puede ser un flexo o similar, la idea es intentar imitar una luz de ventana, jugando con distintos ángulos que irían desde el 0º, imitando una luz de amanecer o anochecer, hasta un ángulo de unos 75º aproximadamente, que sería sobre la media mañana o atardecer.
- Decimos que la luz es indirecta cuando no nos llega el haz de luz directamente, como, por ejemplo, cuando por una ventana entra luz, pero no los rayos de sol. La luz directa sería cuando sí entran los rayos de sol a través de la ventana. La luz directa crea más contraste entre luces y sombras, por lo que es más difícil trabajar con ella.
- Si queremos convertir en indirecta una luz directa, sólo tenemos que poner capas intermedias, como una cortina translúcida en la ventana. Podemos usar difusores de fotografía (que no son demasiado caros) una tela clara o incluso bolsas de plástico blancas.
Si no tenemos opción de difuminar la luz, podemos iluminar las zonas de sombra, para ello deberemos poner en la zona donde la sombra es más potente, algo que refleje la luz, como puede ser papel de plata o una bandeja de cartón dorada como las que se usan para transportar pasteles. Los difusores de fotografía suelen venir con fundas, de forma que un mismo utensilio te sirve como difusor y reflector a la vez.
El encuadre, ¿A qué distancia?
Todo lo que incluyes en la foto es digno de atención del que la ve. Si estás haciendo la foto de un plato, pero de fondo hay un cubo de basura amarillo, éste tiene cierto protagonismo que debemos evitar.
Con esta premisa, parece que lo más fácil sería hacer la foto incluyendo únicamente la elaboración, o parte de ella, de forma que sólo se vea eso en el encuadre. Sin embargo, esto no siempre es recomendable, pues puede no quedar agradable, ya que se pierde la proporción y queda menos apetecible, piensa que el cerdo agridulce en su plato y en la mesa es muy tentador, pero si te lo ponen a dos centímetros del ojo, igual no te apetece ni probarlo, pues con la fotografía, lo mismo.
Todo lo que sale en la foto es importante; los fondos
Siguiendo con el tema del encuadre, lo que queda claro, es que el fondo es tan importante como el plato en sí mismo a la hora de realizar una buena foto. Las mesas metálicas de cocina, que dan unos reflejos muy llamativos, no son una buena opción, y, si vamos cambiando de ángulo, veremos que los fondos tampoco suelen ser los mejores, alumnado de fondo, cubos de basura, extintores, señales coloridas, etc.
Para evitarlo, tenemos varias opciones. Una muy fácil es buscar una zona con pared como fondo y colocar sobre la mesa un mantel. Si está arrugado, crea pliegues con él, de forma que queden más disimuladas.
Otra solución es tirar de cartulinas, donde encontramos una enorme variedad de colores y a un precio muy asequible. El problema de esta opción es que en seguida se pringan y estropean, por lo que habrá que reemplazarlas cada poco aunque se tenga cuidado.
Finalmente, en espacios como aliexpress podemos encontrar fondos fotográficos que imitan distintos acabados, como madera, mármol, pared antigua, ladrillo, etc. Esta opción, aunque implica un pequeño gasto, a la larga, es muy recomendable, pues repele el agua y es de fácil limpieza.
¡Conoce tu herramienta!
Hoy en día, cualquier móvil de gama media hace unas capturas más que decentes. Esto sumado a que siempre lo llevamos encima, lo convierte en la herramienta ideal para hacer fotografía en el aula.
La mayoría de móviles actuales nos ofrecen muchas opciones para editar algunos parámetros antes de hacer la foto. Un ejemplo de ello es subir la iluminación o elegir el punto de enfoque, quitar o poner el flash, etc. Te aconsejo que busques en YouTube algún vídeo sobre cómo hacer mejores fotos con tu modelo de teléfono. ¡Seguro que te enseñan algún truco que desconocías!
Si te pica el gusanillo de la fotografía o ya tenías una cámara a la que no le sacabas mucho partido, te animo a que trates de capturar con ella algunas elaboraciones de las que te sientas especialmente orgulloso/a. Eso sí, la curva de aprendizaje con una cámara profesional es mucho más pronunciada. Además, al aumentar los parámetros que puedes controlar, también lo hará el tiempo que tardes en tomar la fotografía, no desesperes, y… !No lo hagas con prisas!