El arroz me encanta. Ya sea blanco, en guisos, en sopas o en paella. Sin embargo, Es muy difícil pillarle el punto. Y no sólo el punto «oficial», sino que, a cada uno, le gusta de una manera. Este risotto de calabacín y setas ha sido mi primera prueba, pero me he informado tanto y tenía tanto miedo, que al final ha salido de escándalo!.
Hay que tener unos puntos en cuenta. Pero cuando os los cuente, veréis que en realidad es una receta bastante fácil, diferente al arroz tradicional, y muy resultona. Pasemos sin más rodeos a ver la ficha.
Ingredientes:
- Arroz de risotto**, 100gr por persona. En este caso, 300gr.
- Surtido de setas deshidratadas, unos 50-75gr, depende del paquete.
- Dientes de ajo, al gusto, yo usé tres.
- Champiñones normales y portobello, 100gr de cada uno.
- Unas pipas de girasol peladas para añadir al final (opcionales).
- Un dadito de caldo de verduras.
- Margarina vegetal.
- Tres calabacines redondos.
**El arroz debe ser de alguna variedad especial para risotto. Sin embargo hay varias que valen. El clásico que nos venden siempre es el arborio, que puede comprarse en mercadona. Sin embargo, por su composición se reblandece más, y queda, para mi gusto, demasiado pasado. Yo recomiendo la variedad carnaroli, que también lo usan los italianos para este plato. Se puede encontrar en grandes superficies, yo lo hice en Alcampo. Si no encontráis carnarolli, os aconsejo que uséis bomba en lugar de arborio.
Preelaboración:
- Hidratar las setas en agua templada.
- Cortar en trozos de tamaño medio (primero láminas y luego, cada lámina en cuatro) las dos variedades de champiñones.
- Picar el ajo.
- Vaciar los calabacines. Para ello se corta el tallo a modo de sombrerito, y luego, con ayuda de un cuchillo primero, y una cuchara después, se va sacando la carne. Hay que tener cuidado de que no quede demasiado fino. Hay que hornearlos y deben mantener la estructura.
Elaboración del risotto de calabacín y setas:
- Precalentar el horno a 170ºC y hornear los calabacines huecos (junto con las tapas). Tardarán unos 20 minutos.
- Poner a calentar una cacerola con 1.5l de agua. Ahí disolveremos el cubo de caldo y lo mantendremos a fuego todo el tiempo. Esto es importante porque en el risotto se añade poco a poco el agua, pero debe estar caliente.
- En una olla, poner algo de margarina o aceite y pochar los ajos.
- Incluir las setas rehidratadas cortadas si fuese necesario, y los champiñones. Agregar aquí también el interior de los calabacines.
- Cuando todo haya rehogado, se incluye el arroz y algo de sal (poca, que el caldo ya tiene).
- Tras dejar que el arroz coja temperatura, se le añade el caldo. Sólo una parte, que cubra a lo justo.
- Cuando empiece a hervir, lo mejor es hacerle caso a las indicaciones del envase. En mi caso eran 16 minutos.
- Cuanto más remováis, más cremoso quedará, además, con tan poco líquido, que se pegue es un peligro. Lo mejor, es remover suavemente, pero de una manera constante.
- Conforme veáis que se va quedando sin agua, id añadiendo en pequeñas cantidades. Yo lo hice en 5 ocasiones.
- Cuando termine el tiempo, dejad que acabe de reducir el agua si aún os ha quedado un poco. Una vez fuera del fuego, agregadle una cucharada de margarina. En este momento se añade nata o queso parmesano, pero para que fuera vegano no usé ninguna de esas cosas. Quedó genial, pero si lo queréis un poco más cremoso y que siga siendo vegano, podéis usar un mix vegetal, que sustituye a la nata muy bien. Así quedó nuestro risotto de calabacín y setas.
Terminación del plato:
Una imagen vale más que mil palabras… así que… ¡mirad la de arriba!. Con dos cucharas para no mancharnos, vamos rellenando los calabacines. Yo los dejé reposar en el horno ya apagado, y se mantenían a buena temperatura. Hice la prueba de añadir pipas a una parte del risotto antes de incorporarlo, y la idea es buena, le da un toque crujiente y distinto.
De todos modos, nos sobró risotto o nos faltaron calabacines, y he de decir que aguanta perfectamente la nevera. Quizá fue porque no llevaba tanta nata y no quedó tan pasado el arroz como en otras recetas, pero el resultado del microondas fue digno.
Finalmente, acompañé el plato con un poco de salsa de tomate casera que tenía hecha de la última boloñesa. Le dio un punto al plato no solo en color. Al cortar el calabacín se mezcló con parte del plato y le sentó genial.
¿Y vosotros/as qué?¿Os animáis?¿Lo preferís en paella? Animaos y probadlo, que el resultado bien merece la pena, y así, si un día tenéis comensales veganos, no tendréis que hacerle un plato distinto, que es algo muy feo! jeje.